Colocaba la trastienda cuando
Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas.
Me dirigí rápidamente hacia la puerta. No recuerdo haberlas oído nunca antes. De hecho no sabía que la ciudad contase con un sistema de alarma. Una vez en la calle pude observar como el caos se adueñaba de la situación. Personas corriendo de un lado a otro, conductores histéricos haciendo sonar los cláxons…
Colocaba la trastienda…
.- Pero que difícil se me hace escribir! Dioss!! Exclamé desesperado tras el enésimo intento de desarrollar la frase. Al mismo tiempo me daba cuenta de que debía mejorar mi lanzamiento desde 6`25, porque la papelera permanecía vacía mientras parecía que había nevado en la habitación.
En ese momento escuché un ruido en la cocina. – Qué extraño - pensé. Que yo sepa estoy solo en casa. Armado de un lápiz al que previamente había afilado su punta me dirigí hacia allí.
La verdad es que no podía ser mas inoportuno quien fuera que fuese, porque estaba realmente cabreado por culpa de la frase. Ya está, pagaría los platos rotos.
Encendí la luz del pasillo y avancé diciendo al mismo tiempo
.- ¿Quién anda ahí? Salga con las manos en alto! Pero que diablos estoy diciendo – Pensé para mis adentros.- Está bien no salga pero baje los brazos! Dioss me estoy volviendo loco! – Mascullaba hablando conmigo mismo - De acuerdo salga con los brazos como le de la gana!
Me acercaba hacia la cocina y el ruido no cesaba ni tampoco aparecía nadie.
.- Ehh Estoy armado y soy peligroso, no sé quien es así que puede marcharse antes de que abra la puerta porque entonces le veré y tendrá que matarme.
.- Mierd... – Exclamé - Vale, no tiene por qué matarme, tampoco yo le mataré. No tenemos por qué matarnos.¿De acuerdo? Coja lo que desee y márchese. Es Navidad. Pero hágalo rápido porque me estoy acercando a la puerta y cuando la abra no habrá marcha atrás. Ya sabe el dicho, solo puede quedar uno.
En ese momento me sacudí fuertemente.
. – ¿Pero puedo dejar por un momento de pensar en novelas, películas, cuentos, y demás historias? Me están robando la casa y yo aquí en plan inmortal.- Dije hablando conmigo mismo.
.- Ehh he tenido una semana para olvidar, una resaca del copón y miles de personajes danzando por mi mente en torno a una frase con ganas de juerga, así que voy a entrar y sea lo que Dios quiera, pero he de terminar esta historia ya! Voy a entrar ehh?? Estoy entrando!
La puerta de la cocina se abrió despacio mientras rápidamente encendía la luz.
.- Ahá!
No había nadie, ni desorden ni nada, y la puerta del jardín estaba cerrada por dentro. – Qué extraño – Pensé.
Maldiciendo el tiempo perdido me disponía a regresar a la sala cuando observé un sobre en la mesa. Al abrirlo saqué una especie de pergamino sobre el que leí…
“Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas”
.- No puede ser!! Otra vez tú! ¿Tienes ganas de cachondeito eh?
Se disponía a hacer una bola de aquel pergamino cuando la frase había desaparecido y una voz le decía, historia publicada.
Liberó el papel de sus manos y salió de la cocina conteniendo la emoción para tras cerrar la puerta apoyarse sobre ella suspirando.
.- Es la magia de Cuentacuentos! Voy a contarlo!
En esos instantes sobre la superficie del pergamino una nueva frase estaba naciendo…
Me dirigí rápidamente hacia la puerta. No recuerdo haberlas oído nunca antes. De hecho no sabía que la ciudad contase con un sistema de alarma. Una vez en la calle pude observar como el caos se adueñaba de la situación. Personas corriendo de un lado a otro, conductores histéricos haciendo sonar los cláxons…
Colocaba la trastienda…
.- Pero que difícil se me hace escribir! Dioss!! Exclamé desesperado tras el enésimo intento de desarrollar la frase. Al mismo tiempo me daba cuenta de que debía mejorar mi lanzamiento desde 6`25, porque la papelera permanecía vacía mientras parecía que había nevado en la habitación.
En ese momento escuché un ruido en la cocina. – Qué extraño - pensé. Que yo sepa estoy solo en casa. Armado de un lápiz al que previamente había afilado su punta me dirigí hacia allí.
La verdad es que no podía ser mas inoportuno quien fuera que fuese, porque estaba realmente cabreado por culpa de la frase. Ya está, pagaría los platos rotos.
Encendí la luz del pasillo y avancé diciendo al mismo tiempo
.- ¿Quién anda ahí? Salga con las manos en alto! Pero que diablos estoy diciendo – Pensé para mis adentros.- Está bien no salga pero baje los brazos! Dioss me estoy volviendo loco! – Mascullaba hablando conmigo mismo - De acuerdo salga con los brazos como le de la gana!
Me acercaba hacia la cocina y el ruido no cesaba ni tampoco aparecía nadie.
.- Ehh Estoy armado y soy peligroso, no sé quien es así que puede marcharse antes de que abra la puerta porque entonces le veré y tendrá que matarme.
.- Mierd... – Exclamé - Vale, no tiene por qué matarme, tampoco yo le mataré. No tenemos por qué matarnos.¿De acuerdo? Coja lo que desee y márchese. Es Navidad. Pero hágalo rápido porque me estoy acercando a la puerta y cuando la abra no habrá marcha atrás. Ya sabe el dicho, solo puede quedar uno.
En ese momento me sacudí fuertemente.
. – ¿Pero puedo dejar por un momento de pensar en novelas, películas, cuentos, y demás historias? Me están robando la casa y yo aquí en plan inmortal.- Dije hablando conmigo mismo.
.- Ehh he tenido una semana para olvidar, una resaca del copón y miles de personajes danzando por mi mente en torno a una frase con ganas de juerga, así que voy a entrar y sea lo que Dios quiera, pero he de terminar esta historia ya! Voy a entrar ehh?? Estoy entrando!
La puerta de la cocina se abrió despacio mientras rápidamente encendía la luz.
.- Ahá!
No había nadie, ni desorden ni nada, y la puerta del jardín estaba cerrada por dentro. – Qué extraño – Pensé.
Maldiciendo el tiempo perdido me disponía a regresar a la sala cuando observé un sobre en la mesa. Al abrirlo saqué una especie de pergamino sobre el que leí…
“Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas”
.- No puede ser!! Otra vez tú! ¿Tienes ganas de cachondeito eh?
Se disponía a hacer una bola de aquel pergamino cuando la frase había desaparecido y una voz le decía, historia publicada.
Liberó el papel de sus manos y salió de la cocina conteniendo la emoción para tras cerrar la puerta apoyarse sobre ella suspirando.
.- Es la magia de Cuentacuentos! Voy a contarlo!
En esos instantes sobre la superficie del pergamino una nueva frase estaba naciendo…
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