El centro comercial

El centro comercial había quedado en penumbra. Al principio no le dieron mayor importancia, lo achacaron a la tormenta que desde la mañana envolvía la ciudad entre rayos y truenos.
En el interior la actividad era frenética, la víspera de navidades y el que fuera fin de semana hicieron que las diferentes plantas estuvieran repletas de bulliciosos compradores frente a los cuales el personal intentaba ofrecer el mejor servicio. La música que sonaba por la megafonía completaba un cuadro típicamente navideño.
Pero aquella penumbra comenzaba a prolongarse más de lo que era habitual, algunos optaron por hacer sus compras en otro lugar y arriesgarse con la lluvia que en esos momentos caía torrencialmente. Tanto que se lo pensaron dos veces y decidieron esperar a que escampara un poco. Mientras tanto cierta preocupación, ante la llegada de la noche que poco a poco iba convirtiendo aquella penumbra en oscuridad, se iba vislumbrando en sus rostros. De pronto un suceso aumentó la tensión. De entre las personas que observaban la lluvia una decidió salir al exterior y quiso abrir la puerta… sin conseguirlo. Movió con fuerza la barra sin éxito y en ese esfuerzo se le fueron sumando más gente.
Nada, la puerta no cedía y lo mas extraño es que no estaba el guardia de seguridad que vigilaba la salida y entrada de acceso al centro comercial. Buscando algún responsable del mismo, un grupo, cada vez más numeroso, iba recorriendo la planta sin hallar rastro de guardias ni dependiente alguno. La luz seguía sin regresar y el pánico se frotaba las manos ante tal cantidad de presas a su alcance. A paso cada vez mas acelerado fueron comprobando una a una todas las puertas de acceso viendo con desesperación que permanecían cerradas, incluso la que daba acceso al parking. Estaban atrapados.
De repente un joven lanzó una papelera contra la puerta saliendo rebotada sin causar efecto alguno sobre el cristal. La acción animó a más jóvenes y comenzaron a lanzar pesados objetos que tenían a mano no solo contra la puerta sino contra los escaparates sin resultado alguno. La calma y las formas que los más sensatos habían mantenido fueron perdiéndose y el caos junto al pánico se fue adueñando de la planta, aumentando cuando los que se hallaban en las plantas superiores descendían buscando no solo la salida sino personal que les atendiera.
Algunos utilizaron incluso una armadura como ariete, hasta todo un mostrador fue lanzado con fuerza contra la puerta resistiendo esta todo tipo de golpes.
Entonces otros comenzaron a hacer gestos buscando transeúntes que pasaran en ese momento. Fue inútil. Nadie saldría a la calle con aquella tormenta. De repente una anciana surgió de entre la lluvia acercándose al escaparate. Todos se dirigieron hacia aquel punto dando gritos para llamar su atención. La anciana una vez frente a ellos indicó con la mano hacia un lugar haciendo que se apartaran y girasen la vista hacia donde ella señalaba. Lo hicieron y descubrieron otra anciana en el suelo que parecía haberse desmayado. Sin dar crédito aún a lo que pasaba fueron unos cuantos a reanimarla y una vez conseguido volvieron hacia el escaparate cuando asombrados comprobaron que ambas ancianas eran exactamente iguales!
La que estaba en el interior del centro sufrió un infarto al verla y cayó fulminada en el mismo instante en que la anciana que permanecía en el exterior también caía al suelo. El terror fue en aumento cuando otros dos clones, cuyas réplicas se hallaban entre los atrapados, recogieron a la anciana y se perdieron bajo la lluvia.
Claro! No podían echarles de menos porque no estaban desaparecidos! Invadidos por una mezcla de miedo y desesperación junto a una furia desatada comenzaron a golpear con fuerza los cristales para intentar salir de allí como sea.
De pronto un ensordecedor ruido les paralizó. Una especie de corredera metálica iba deslizándose bajo el suelo y enormes placas fueron ascendiendo por el edificio hasta cerrarles herméticamente sin contacto ya alguno con el exterior. En ese instante cuan una nave, se elevó perdiéndose en el cielo.

El día amaneció con un sol espléndido. La ciudad se despertaba con tras una noche tormentosa e iba poco a poco reemprendiendo la actividad diaria. Y como todas las mañana a la misma hora en cada ciudad aquel centro comercial abría sus puertas.

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