Ella se perdió entre la multitud

Ella se perdió entre la multitud como se pierde una lágrima entre la lluvia.
Se sabía seguida, esa intuición que ningún detector puede superar, ni las leyes actuales evitar.
Buscaba perderse entre la gente, no por cobardía sino por lo que solo una madre es capaz de hacer, proteger a un hijo. Mas sabía que llegado el momento estaría sola, que nadie salvo algún loco movería un dedo por ella, y había encontrado a ese loco.
No solo él sino los tópicos le perseguían, pero nada ni nadie le impediría sacar su vida adelante. No pensaba soportar ni un segundo mas de humillación y maltrato, y decidió en un descuido escaparse con su pequeña.
Una vez lejos de lo que fue su casa, suya porque el alquiler salía de su trabajo, enseñando en el instituto y de noche a los adultos, llamó a sus padres, y le reprocharon su actitud, él era su marido, lo habían escogido con todo el cariño porque era lo mejor para ella. Lo que había hecho les había decepcionado y esperaban que regresara al hogar y humildemente pidiera disculpa a su esposo. El hecho de estar lejos de su tierra no era excusa para deshonrar la tradición y el honor de la familia.
Orgullosa con emoción contenida colgó sin decir palabra, y abrazó fuerte a Aixa, su mirada dibujaba un mundo muy muy lejos de allí, nada que ver con este del que en ese abrazo intentaba protegerla.
Luego volvió a marcar un nº, al otro lado esperaba escuchar la voz que le animó a dar el paso. No había sido su intención enamorarse de él, sabía cuales eran sus obligaciones y su situación y la acataba porque así eran las cosas, pero aquel hombre, aquel alumno suyo le estaba enseñando a ella el lado de la vida que le habían vedado por… su bien.
Era la primera vez que le regalaban una poesía y una flor, pero no se había enamorado de un regalo, de hecho hasta que su amor estaba enraizado no fue consciente de que esa palabra de cuatro letras existiera fuera de lo que sentía hacia su pequeña, que para su amado esposo no era sino una boca mas que alimentar. Ni del poder que atesoraba tras llenar de tanta ternura su corazón, el anhelo que experimentaba en la palma de su mano al roce de la suya, el calor que brotaba de su garganta y la ligereza de su cuerpo, sensaciones que nunca antes había conocido.
Y al mismo tiempo realidades que desconocía, y que resquebrajaron los muros que le aislaban de su propia existencia.
Sono su voz al otro lado, y lo hecho cobraba sentido, merecía la pena la travesía, el desafío.
Quedó en ir en su busca, que procurara no llamar a nadie de su familia ni indicarle donde se hallaba y se encontrarían en la entrada de la comisaría del barrio.
Al llegar allí se sentó en el banco y esperó.

Un agente se le acercó y tras mirar de nuevo una foto que llevaba en la mano, le comunicó que le acompañara que habían puesto una denuncia contra ella por rapto de su hija y abandono del hogar. Ella titubeó por un instante, el pánico al pensar lo que sería regresar a aquel infierno la inmovilizó y abrazó fuertemente a Aixa. Pero con entereza se levantó y le acompañó al interior.
Al poco tiempo se presentaron allí su marido y sus padres; él se dirigió a ella con grandes voces y la sujetó del brazo momento en que ella le dijo que ni se atreviera a tocarla. Él hizo el gesto de abofetearle con los padres asintiendo con la mirada cuando el policía le detuvo el brazo y apartó bruscamente de ella.
Ella denunció lo que todos acaban de ver como algo cotidiano en su vida de convivencia con esa familia y tenía derecho a vivir y elegir su vida, a lo que su padre alegó que ella no tenía mas derecho que a ser una buena esposa y se debía a las leyes por las que sus antepasados habían vivido todo el tiempo.
Entonces llegó a quien ella había estado esperando y se unieron en un abrazo ante la impotencia de la sinrazón de hacer nada por evitarlo.

El cuento se pierde ahora en un interminable proceso de papeleos para obtener ella la residencia permanente y el proceso de expulsión de su familia por amenazas y malos tratos.
Ella vive con él y sigue asistiendo a su trabajo y enviando a Aixa al colegio, ojalá que esta historia tenga un final feliz y que ninguna mano cobarde acabe con su vida.

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