Una enorme sonrisa

Una enorme sonrisa asomó a sus labios cuando recibió el mensaje en su móvil.
La tensión, que había acumulado mirando el móvil de reojo durante toda el día, estalló en el momento en que sonó la melodía. Efectivamente, allí estaba aquel sobrecito con el nombre de ella. Suspiró, sin duda estaba enamorado, si no ¿Cómo podía explicar aquella sensación? Pero de repente cayó en un detalle. Debía de leer el mensaje.
La sonrisa se fue tornando inquietud, casi temor ¿Y si su contenido no era el que creía que era? ¿Por qué tenía siempre esa manía de ilusionarse? Claro así venían luego los palos. Seguramente le diría que no, que si tal que si cual pero que no. No escarmentaría nunca.
.- ¿Te das cuenta?- Le dijo al compañero de la oficina.
.- ¿Qué?- Respondió éste.
.- No te ilusiones, hazme caso.
.- ¿Que no me ilusione?
.- No, siempre es lo mismo, uno se ilusiona al ver el sobrecito pero ¿Qué hay dentro?
.- Aún no lo he abierto – Dijo el compañero contrariado.
.- Tan solo bonitas palabras que acompañan a un lo siento mucho pero no. Te lo digo yo. – Concluyó diciendo al tiempo que marchaba.
Era la hora de salir. Recogió su mesa y se dirigió al ascensor. Mientras descendía contemplaba el móvil. Sentía rabia, allí estaba aquel sobrecito con su sonrisa burlona provocándole “Abreme, ábreme”
.- Ah sí? ¿A que te borro? No puedoo! Y si me equivoco? Cashissss.- Pensaba en voz alta.
Una vez llegó a la calle se dirigió pensativo hacia el garage sin reparar en la multitud que fijaba su vista en su compañero, el cual desde la azotea amenazaba con tirarse al vacío.
Anochecía al tiempo que comenzaba a llover. El lugar en que se hallaba la entrada al garage era un callejón sin apenas luz, cercano al edificio desde donde finalmente su compañero de oficina se había tirado. La policía estaba confusa; junto al cadáver encontraron un sobre que al abrirlo contenía un cheque con una cifra de muchos ceros adjunto a una carta de ascenso en la oficina.

Cerca de allí… En el momento de abrir el garage vio como parpadeaba la luz del móvil, fallaba la batería.
.- De acuerdo – Dijo mirando al móvil – Te leeré: “No sé si hago bien pero te apatece conectar esta noche a las 9? Podemos intentarlo de nuevo”
Su rostro esbozó una sonrisa aún mayor que cuando recibió el mensaje. Tenía que decírselo a su compañero, bueno mañana, no quería gastar batería. Siempre creyó en ella. Miró la hora, le quedaban quince minutos!
Saludó al vigilante.- Hola! Soy feliz! Te perdono!
.- Gracias ya me siento mejor – Respondió aquel con ironía, acostumbrado ya a todo – Es vd el último, echo el cierre – Dijo con ganas ya de marchar a casa.
Nuestro personaje ni le escuchó absorto en su tema cuando se llevó las manos a la cabeza golpeándose con el móvil.- No tengo luz en casa! – Tenía que improvisar algo – Ya está! La llamaré. 6……
Comunicaba. Entonces decidió enviarle un sms ahora que aún le quedaba batería. Comenzó a escribir.
“Hiciste muy bien. No hay luz, voy en tu busca, tú eres mi única luz, espérame” Y le dio a Enviar sin darse cuenta con las prisas que se lo enviaba al compañero que quiso llamar instantes antes.
No lejos de allí el policía llamaba a la central alarmado.- Sí!! Vengan rápido! Han identificado el nº y parece ser que es compañero suyo y también quiere tirarse!
Ajeno a todo ello, con las manos en el volante, frente a la rampa de salida, alguien se desesperaba maldiciendo en japonés al vigilante que le había dejado encerrado en un garage, mientras el móvil expiraba.


A las 10 y media ella cerraba el Messenger mientras escribía un e-mail “… al menos podías haberme respondido…” cuando lo que vio en la TV le dejó perpleja.
“La policía busca a la persona de la foto que se halla en paradero desconocido, parece ser que junto con un compañero de trabajo planearon un suicidio aunque tampoco se descarta el homicidio por celo profesional”

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
!Que bueno! me ha gustado mucho ;)

Entradas populares de este blog

Una letra