Y allí estaba entre mis manos
Y allí estaba, entre mis manos temblorosas, la posibilidad de hacer realidad un sueño.
En aquel instante sentí el peso de las miradas que se clavaban en mi, podía incluso escuchar el silencio que envolvió todo de repente.
El tiempo había expirado, tal vez para no sufrir viéndome ante tanta responsabilidad. No había más, tan solo la incertidumbre de que sucedería tras estos segundos de angustia. Eterno se me hizo el preámbulo, aunque no signifique lo mismo sonaba parecido y por un momento confundí preámbulo con patíbulo, porque en uno me vería si frustraba las esperanzas de todo un pueblo.
Igual exageraba pero aquel silencio sepulcral, aquella infinidad de manos que me rodeaban escondiendo tras de si aplausos de gloria o el puño de la desesperación, acechaban aguardando el desenlace.
Habían pasado cinco décimas desde que el árbitro puso el balón entre mis manos.
Lo boté, una y otra vez, tres veces creo, y entonces lancé a canasta.
En aquel instante sentí el peso de las miradas que se clavaban en mi, podía incluso escuchar el silencio que envolvió todo de repente.
El tiempo había expirado, tal vez para no sufrir viéndome ante tanta responsabilidad. No había más, tan solo la incertidumbre de que sucedería tras estos segundos de angustia. Eterno se me hizo el preámbulo, aunque no signifique lo mismo sonaba parecido y por un momento confundí preámbulo con patíbulo, porque en uno me vería si frustraba las esperanzas de todo un pueblo.
Igual exageraba pero aquel silencio sepulcral, aquella infinidad de manos que me rodeaban escondiendo tras de si aplausos de gloria o el puño de la desesperación, acechaban aguardando el desenlace.
Habían pasado cinco décimas desde que el árbitro puso el balón entre mis manos.
Lo boté, una y otra vez, tres veces creo, y entonces lancé a canasta.
Comentarios
Muy bueno, jeje.
Muy buen post.